6.9.10

"Benito Cereno" - Comentario final


Ante todo, los felicito por el trabajo realizado. El grupo en general parece haber tomado la actividad muy seriamente, con el rigor y el profesionalismo que, por cierto, corresponde a una tarea universitaria, pero que a esta altura temprana de la carrera no necesariamente es previsible como primera reacción. En general, creo que la variedad y el nivel de la discusión han sido más que auspiciosos.
A partir de la respuesta a uno de tantos aportes estimulantes que ustedes han enviado en estos días, esta entrada les propone reflexionar sobre otras cosas, que tienen que ver con Melville pero también, y creo que esto es más importante, con nuestro propio presente. Melville escribe, sobre todo, para sus contemporáneos y sus coterráneos; su objetivo es ayudar(los) a pensar y a sentir algunas de las grandes cuestiones de su tiempo y lugar. Pero, como ya dije en otro sitio del blog, si una obra literaria sigue vigente como obra literaria hoy, es porque ella puede ayudar(nos) a pensar y a sentir algunas de las grandes cuestiones de nuestro tiempo y nuestro lugar. Esta entrada apunta a eso.

“Considering the lawlessness and loneliness of the spot, and the sort of stories, at that day, associated with those seas [...]”
(Tomando en cuenta que era un sitio sin ley y que no había nadie, y el tipo de historias que, en ese entonces, uno asociaba con esos lugares [...])

[Como material complementario a esta entrada, les recomiendo leer este pasaje de La peste (1947), de Albert Camus. Aunque el texto no corresponde al período que nos toca estudiar, su lectura es enriquecedora.]

 *    *    *

Inés Acosta hace observaciones interesantes que refieren sobre todo a la cuestión del narrador (Tema de discusión 5). Sin embargo, importa destacar una cuestión (que se vincula, aunque solo indirectamente, a sus comentarios), pues es uno de los temas que la crítica considera más relevantes y valiosos en el texto de Melville.

[Este comentario ha sido editado y se han omitido algunas partes.]
Dice Inés:
Es interesante la forma de relato que tiene esta historia. Cómo señaló el profesor y al releer el texto, se nota que el narrador (que se supone que conoce lo que sucedió realmente en el San Dominic), nos engaña a nosotros lectores, al igual que la tripulación engaña al capitán Delano. [...]
El profesor plantea por qué debemos asumir que luego de que fuimos puestos ante una representación, el narrador comienza a brindarnos toda la información. Y se pregunta “¿Qué nos indica que, ahora si, ya no estamos ante una representación encubierta, sino ante ‘la realidad’?”. Creo que en ese sentido Melville apela al recurso de contar a través del “documento” y el narrador en este momento se lava las manos, por decirlo de alguna manera, aludiendo a lo que dicen las declaraciones de los implicados en la historia y no ya algo dicho por él. Cuando comienzan a contarse los hechos tal cual sucedieron, se hace a través de documentos oficiales con la declaración de don Benito que el narrador supuestamente transcribe. Este recurso yo lo interpreto justamente como un aviso del narrador que nos dice “ya no es la historia que yo les venía contando, ahora es lo que realmente estaba sucediendo, (al menos desde la percepción de Benito Cereno, y que se recogió en este documento)”. De hecho, antes de transcribir [el documento], el narrador nos advierte que lo que vamos a leer es la versión de don Benito, la percepción que él tiene de lo sucedido (que fue cuestionada por el tribunal, el cual desconfió de la veracidad de algunos de los hechos narrados por Cereno, ya que decían que nunca podrían haber sucedido, pero que fueron confirmados por los marineros después).
El documento, puesto en medio del relato, representa para mí ese aviso de que estamos ante “la realidad” (subjetiva claro ya que es la vivida por don Benito), y ya no ante la representación que nos hace el narrador de la historia.

Comentario de E. I.:
Inés señala que la parte presentada como transcripción de un documento equivale a “contar los hechos tal cual sucedieron”. En un texto donde el engaño -y la desconfianza- ocupan un lugar tan importante, podemos preguntarnos si esta es una transcripción y si, de serlo, es fidedigna. El propio Delano, repentinamente devenido narrador, se adelanta a excusarse de las posibles inconsistencias que los lectores puedan encontrar, atribuyéndolas a que se trata de una traducción (del español, idioma que, a esta altura del relato ya lo sabemos, no domina perfectamente). Que no sospeche el que no quiera...
Pero más allá de estas incertidumbres, hay otras más profundas. ¿Una declaración legal “cuenta los hechos tal cual sucedieron”? ¿Acaso los procesos judiciales no suelen fundarse, precisamente, en la existencia de versiones contrarias sobre "los hechos"? Y si salteamos esta dimensión y vamos a los resultados (al dictamen): si un tribunal decreta cuáles fueron los hechos, ¿debemos asumir que eso es lo que ocurrió? ¿Los tribunales nunca se equivocan, o fallan injustamente?
Toda sociedad organiza diversas dimensiones de verdad y mecanismos de verdad. En la nuestra, existe lo que podríamos llamar la dimensión jurídica de la verdad, cuyos mecanismos son los tribunales. Un tribunal (un juez, p. ej.), es el mecanismo que nuestra sociedad se da a si misma para establecer qué pasó. Ahora bien, para empezar, ese tribunal no es infalible, por supuesto. Pero además, y lo que es tal vez más importante, solo aborda la dimensión jurídica de los hechos: no dictamina sobre la dimensión moral, filosófica u otras de esos hechos. Aplica la ley -un código jurídico, ese sí basado en principios morales, filosóficos, etc.-.
Y sin embargo, hay dimensiones que nuestra sociedad considera por encima de la dimensión jurídica. Por eso hay mecanismos que pueden operar por encima de la decisión del tribunal (en algunos países existe, por ejemplo, la figura del perdón presidencial: el líder máximo de la sociedad puede perdonar a alguien que ha sido condenado jurídicamente)-. El relato de Melville parece plantear un problema que corresponde, precisamente, a un orden superior al de lo jurídico; un orden más próximo a lo que hoy solemos llamar “derechos humanos” -cierta dimensión de la verdad y de la justicia que está por encima (o si prefieren, en la base de) toda otra dimensión, incluida la jurídica-. Así, por ejemplo, una ley que acepte la esclavitud, aunque sea jurídicamente válida en una sociedad, podrá ser considerada inaceptable en esa otra dimensión, la "humana". En el caso de Melville, una de las cosas en que él parece estar pensando es cómo resolver la difícil relación entre los estados que han abolido la esclavitud y los que no lo han hecho. Piensen lo que pasaba en Estados Unidos cuando un esclavo se escapaba y llegaba a un estado donde la esclavitud era ilegal: ¿se volvía libre? ¿o había que devolverlo a quien, en otro estado, era su proprietario legal? Se trataba de un mismo país, después de todo... El fugitivo era, a los efectos legales de un estado, un delincuente, y la policía tenía la obligación de capturarlo. A veces las autoridades del estado al que había escapado no lo apresaban, pero su "dueño" lo perseguía y capturaba. ¿Sobre qué bases evitar que lo hiciera, si no estaba cometiendo ningún delito? En 1851, pobladores locales que habían dado acogida a esclavos fugitivos en Christiana, Pennsylvania, repelieron a tiros al propietario legal de los esclavos y sus hombres, que habían ido a capturarlos, matando al propietario e hiriendo a varios otros, en lo que se conoció como la asonada de Christiana.
El problema de fondo, para la sociedad en la que Melville escribe, es qué significan -cómo funcionan, qué sentido tienen- cosas como “verdad” o “justicia” en un sistema esclavista. Y en su forma más de fondo, tal cuestión es válida no solo para la sociedad de Melville sino, trasladada a nuestro tiempo, para nuestra propia sociedad. Para ver esto, sin embargo, es preciso antes entender qué puede estar planteando Melville sobre los criterios de “verdad” y de “justicia” de su propia sociedad.
Inés observa, muy adecuadamente, que lo que tenemos en las deposiciones es “la versión de don Benito Cereno”. Y luego, las versiones de otras personas. ¿Qué versiones deberíamos tener, también, a fin de hacernos una idea de lo que pasó, y NO tenemos?
Las deposiciones legales, ¿nos acercan a “LOS” hechos, o por el contrario parecen confirmar UNA versión de los mismos, pero por la vía de excluir -se diría que cuidadosamente- otras voces y, por lo tanto, otras versiones?
En otras palabras, hay dos cuestiones que debemos plantearnos ante este “documento”:
1. ¿Qué nos deja ver dicho documento, y (quizá más importante), qué no nos permite ver? Obviamente, hay algo (ciertas voces, ciertas versiones de lo sucedido), que el documento no nos da y que es fundamental para que nosotros, lectores, emitamos juicio sobre lo que pasó.
2. ¿Hay alguna forma, en el texto, de acceder a aquello que el documento nos oculta? ¿Cuál? -Y si no la hay, ¿qué significa esa ausencia? ¿Qué significa que no accedamos a esas voces y versiones? Esas son, creo algunas de las grandes preguntas que plantea “Benito Cereno”. ¿Alguien puede responder a ellas o comentar esta dimensión del relato?
Dicho de otro modo: ¿Qué piensa Babo? ¿Qué siente? ¿Cuáles son los motivos, las justificaciones, los atenuantes, que podría dar? -No lo sabemos. No lo sabremos nunca. Él no habla. No es que no lo dejen hablar, es más bien que asume que su palabra, en ese contexto, no vale la pena ser dicha. El esclavo no es sujeto, sino objeto. No es sujeto de verdad (su palabra no tiene el mismo valor de verdad que la que tiene un hombre libre), ni sujeto de justicia (sus derechos no pertenecen a la misma dimensión que los de un hombre libre: se parecen más a los de un objeto, o un animal, -o mejor dicho, algo más que eso, pero sin llegar a ser propiamente los de una persona-, de modo que esos derechos no son “humanos”, en el sentido que le solemos darle hoy a la expresión-). ¿Qué sentido tendría, pues, para Babo, defenderse, explicarse? Él ha sido condenado a vivir en otra dimensión, la de los objetos. Y esa es una dimensión que los “amos” no pueden siquiera intuir; porque, ¿quién puede imaginarse lo que es ser un objeto? Por eso, tiene sentido que Babo no pronuncie una palabra más, desde el momento en que es aprehendido.
Los jueces juzgan a Babo como si fuera aquello que la sociedad no le permite ser: un sujeto. En realidad, vemos que Babo es un sujeto. El problema es, ¿cómo puede actuar un ser humano, si decide actuar como tal (como un sujeto), en una sociedad que lo reduce al lugar de cosa, de objeto, de 'humano pero no del todo', o 'casi humano pero no del todo'? Para Cereno, Delano y casi todos los lectores contemporáneos de Melville, Babo era algo así como un ‘sádico’. ¿Acaso no asesina indiscriminadamente? ¿No coloca el esqueleto de Aranda en la proa del barco, como trofeo? (Es más: debemos suponer que antes procedió a quitarle la piel, los órganos y los tejidos, pues es obvio que en tan poco tiempo el cadáver no puede haberse reducido a esqueleto por la acción natural de la putrefacción.) Babo podría ser un modelo perfecto para esos típicos "psicópatas" de las películas, como Hannibal Lecter...
¿Cómo alguien puede ser tan salvaje, tan sádico? ¿Está loco? ¿Es un psicópata? -Y, ¿qué hay que hacer con un criminal como este, a todas luces irrecuperable?
¿Acaso no hemos escuchado nosotros estas mismas preguntas, aquí y ahora? ¿Y acaso no refieren ellas, a menudo, a aquellos que en nuestra sociedad ocupan el lugar más próximo a aquel que en la de Delano y Cereno ocupaba Babo? ¿No tenemos nuestros propios Babos? ¿Qué hacemos con ellos? ¿Los oímos más que Delano o Cereno oyen a Babo? ¿Los tratamos mejor? ¿Qué tanto?
Pongámoslo de otro modo. Suele pasar, cuando leemos el texto de Melville, que la mayoría de nosotros, uruguayos de 2010, sin proponérneslo ni darnos cuenta, por un tiempo identifiquemos nuestra mirada con la de Delano, incurramos en sus mismos prejuicios y cometamos sus mismos errores. Entonces cabe preguntarse: Si individualmente asumimos (salvando las distancias), una actitud comparable a la de Delano, ¿no será que en conjunto, como sociedad, nuestra visión y nuestra actitud tiene (salvando las distancias), algo en común con la sociedad de Delano? Podemos hacernos, pues, las mismas preguntas que hicimos antes sobre Babo, pero pensando ahora en nuestro propio entorno.
¿Qué es Babo? ¿Quién es? No lo sabemos. Nunca lo sabremos. “Nosotros”, los hombres libres, no podemos saberlo, porque para saberlo hay que haber sido esclavo. Babo es una persona cuya subjetividad nos es ajena y que no acepta abrirse ante nosotros, pues sabe -o asume- que no hay espacio donde podamos entendernos. Sabe -o asume- que la única forma de comunicarse con nosotros donde puede tener alguna posibilidad, el único intercambio en el que puede ganar algo (en vez de solamente perder, perderlo todo), es la violencia. Dominar(nos) -y si para ello es necesario, matar(nos)-, es lo único que Babo puede hacer con nosotros.
¿Quiénes son nuestros Babos? ¿Cómo se comportan nuestros excluidos -esos que desde su nacimiento y por su nacimiento están, en una proyección del 90 %, digamos, condenados a la exclusión extrema? ¿Se adaptan a “la” sociedad (a nuestra sociedad)? ¿Se guían por “las” leyes (nuestras leyes)? ¿O, por el contrario, asumen el lugar ‘que les tocó’ -que les tocó por haber nacido en determinado entorno, como a Babo le tocó por haber nacido con determinado color de piel-? ¿Reaccionan como Babo? ¿O como un esclavo sumiso? Sabiendo que, por más que se esfuercen, difícilmente salgan del lugar ‘que les tocó’, y que a aquellos a quienes les tocó un lugar mejor no parece importarles mucho, o mejor dicho, ni siquieran saben quién es él, ¿deciden, pese a todo, “adaptarse” a las reglas, obviamente injustas pero que casi nadie propone cambiar? ¿O, por el contrario, intentan, cuando toda otra esperanza está perdida, clavarle el cuchillo a Cereno?
¿Qué mueve a Babo a matar a Aranda, destripar su cadáver y colgar su esqueleto en la proa del barco? ¿Qué mueve a alguien a herir o incuso matar a otro “por 100 pesos”? ¿Y qué hacer con Babo? ¿Matarlo y exhibir su cabeza en la plaza pública? (¿Entre nosotros no se dice: “a esos asesinos hay que matarlos”?) ¿O bien, en un gesto de humanidad (como el que podría tener Delano), hay que enviarlo de vuelta a África en un barco de carga? (“A los menores irrecuperables hay que meterlos presos y que no salgan más”, también se dice.)
El conocer (o no conocer) al otro es parte del conocernos (o no conocernos) a nosotros mismos. ¿Qué es Babo? ¿Quién es Babo? Si no hay respuestas para esas preguntas, tal vez las haya para otras. Por ejemplo: ¿Qué hace que existan Babos en nuestra propia sociedad? ¿Los padres, que siendo “negros” -o “pobres”- procrean hijos? ¿La culpa es de los padres de Babo? ¿O es de Babo, que no supo “adaptarse” (que no aceptó “adaptarse”, porque no aceptó ‘el lugar que le tocó’)? -¿Y nosotros? ¿Qué somos nosotros? ¿Espectadores? ¿Qué papel nos toca en este relato? Si, llegado el caso, quedamos a merced de Babo y nos pone el cuchillo en la garganta, entonces somos víctimas. Y el resto del tiempo, ¿qué somos?
--  Melville parece preguntarse, y preguntarnos, cuál es el origen de la miseria humana. -Son muchos, parece responder. Si, muchos. Y también (podemos quizá agregar), son siempre los mismos. Lo que importa, parece decirnos Melville, es cómo nos vemos y cómo vemos al otro. Y qué hacemos, a partir de allí, ante el otro. Es con esas cuestiones en mente que les propongo, ahora sí, despedirnos del San Dominick.

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 13

Dominadores y dominados

[Este aporte ha sido editado. Se incluyen comentarios del docente a lo largo del texto.]

Dice Luciana Laguisquet:

Para trabajar con este complejo relato, me gustaría plantear una hipótesis sobre los temas que a mi entender trata, dejo en claro que es sólo una posible punta del iceberg, una línea de trabajo para analizar.
Pienso que es un texto amenazante, un texto que plantea la posibilidad de diferentes realidades, y la imposibilidad humana de verlas, guiados siempre por la realidad de los poderosos, la dominante. De cómo esta mirada única nos hace caer en un engaño, y en algunos casos terminar como el pobre Alejandro Aranda, convertidos en un cadáver atado en la proa del barco.
Benito Cereno, encarna a España, el país que fue el poderoso, el dominante, y que empieza a decaer. Él y su tripulación caerán en el engaño de los esclavos. Delano, sería el representante norteamericano,* los nuevos poderosos, quienes salen venturosos de este problema, pero no precisamente por su brillantez, sino porque a último momento Cereno se lanza a su barco, lo que empieza la cadena que llevará a descubrir la mentira de los esclavos. Cabe aclarar que incluso en este momento Delano primero piensa que Benito Cereno se lanza a atacarlo y que Babo se acerca a defender a su capitán, no a asesinarlo; es decir que tarda bastante en darse cuenta de lo que está pasando; su “realidad” no está capacitada para aceptar que el peligro pueda venir desde los esclavos. Lo mismo que, páginas adelante, descubriremos sucedió en un principio con los españoles, nunca creyeron que los esclavos podrían atacarlos.
Esta novela es una red de engaños, los que suceden en la trama, pero también en la estructura hacia el lector. Pienso que estos últimos son el centro de la novela (si el lector caerá o no en las trampas). Creo que la clave de esto, donde se da una pista de cuál es el verdadero tema está en la primera página (como en todo buen libro):
Al tener en cuenta la soledad y desamparo de aquel lugar, y las historias que en aquellos tiempos se contaban sobre esos mares, el asombro del Capitán Delano podría haberse convertido en grave preocupación, de no haber sido una persona de bondadoso carácter y extraordinariamente crédula, y nada inclinada, salvo ante un estímulo extraño y repetido, y aún entonces difícilmente, a ceder ante sentimientos de alarma que de algún modo implicaran la suposición de que los hombres actuarán con malignidad. Que los sabios decidan si, a la vista de todo aquello de que es capaz la humanidad, semejante rasgo pone de manifiesto o no, junto con un corazón benevolente, una particular agudeza y exactitud de percepción intelectual. [Subr. de Luciana]
Desde mi punto de vista, a partir de acá, Melville nos dice: señor lector, todo en este texto puede y debe ponerse en tela de juicio, es su decisión qué piensa en relación a todo lo que se plantee, empezando por las características de Delano, podrá caer en la trampa de asumir que son cualidades, o sospechar.
Definitivamente en esta novela hay que sospechar de todo. Lo complicado, y parte de la genialidad del autor, es cómo mezcla los pensamientos de Delano con la narración aparentemente hecha por un narrador objetivo. La realidad de Delano (dominante), su visión sobre las cosas, se nos interpone todo el tiempo, desvirtuando la narración objetiva. ¿Melville quizás se pregunta si existe realmente la posibilidad de una narración, y por lo tanto una mirada objetiva?
Por último, volviendo a lo que señalaba al principio sobre la realidad de los poderosos versus la realidad de los sometidos, por lo tanto los [que se ven como] inferiores,** me gustaría señalar que a mi entender no sólo los negros son puestos como amenaza, sino que las mujeres de esta obra (aunque sean mujeres negras, esclavas, me detengo en ellas como mujeres en general, otro grupo considerado débil e inferior), son muy interesantes de analizar. En la parte del relato en que Delano está en el barco español, el capitán estadounidense se maravilla y tranquiliza con estas mujeres, observa a una mujer negra con su hijo y deja a un lado sus sospechas, luego de una descripción de la mujer. Delano piensa: “Esta es la naturaleza al desnudo, puro amor y ternura, pensó el capitán Delano fascinado. Este incidente le llevó a observar a las otras negras con mayor detenimiento. Le gustaron sus maneras: como muchas mujeres no civilizadas, parecían a la vez tiernas de corazón y robustas de constitución…” Así se nos presenta, a través de Delano, a las mujeres en el inicio. Al final, cuando se devela la verdad (una verdad supuesta, si seguimos cayendo en las trampas, ya que seguimos siendo guiados por relatos de poderosos), esto se dirá de las mujeres: “las negras, todas ellas en edad, conocían la rebelión y se mostraron satisfechas de la muerte de su amo [...] si los negros no las hubieran contenido, habrían torturado hasta la muerte […]”. [No parece adecuado comparar ambos pasajes sin distinguir que uno corresponde a la visión de Delano y el otro a la declaración de Benito Cereno.]
Algo similar pasa con el otro personaje representante de otra raza inferior, el mulato Francisco, que al inicio Delano ve como un fiel servidor, y después se dice “…formaba parte de la primer banda de rebeldes, y que en todo fue instrumento y criatura del negro Babo…”. [Lo mismo que se dijo antes pasa aquí: esto último forma parte de la deposición de Cereno.] Con estos personajes pretendo reafirmar la idea de que no se habla solamente de la realidad de los negros, sino de las realidades de todos aquellos que no están dentro del discurso del poder, de la realidad dominante.

* Habría que decir estadounidense, que es a quienes se refiere Luciana; obviamente ni canadienses, ni la mayor parte de los mexicanos, que son tan norteamericanos como Melville o Delano, están incluidos entre aquellos de los que se habla aquí.
** Sin el agregado entre paréntesis, el texto se leía así: "por lo tanto los inferiores", lo que significa afirmar, por parte de la autora, que son inferiores; obviamente, esa no es la intención. Se asume que toda afirmación de un texto crítico, como este, es una afirmación del autor o autora, salvo que se diga lo contrario (en forma explícita o por otra vía -por ejemplo, si se usa un tono claramente paródico-)

5.9.10

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 10

¿De qué trata "Benito Cereno"?

En clase y en varios comentarios de este foro surge esta cuestión. Realizar una lectura analítica del texto de Melville requiere reflexionar un poco sobre esta cuestión. ¿Sobre qué, o quién/es se habla aquí? Sobre muchas cosas, claro, pero, ¿cuáles son las más relevantes? 
Una de las interpretaciones que ha hecho la crítica es que el relato trata sobre nuestra capacidad para pensar y entender al otro, especialmente al otro racial, cultural, etc. Pero hay otras formas posibles de leer el cuento. En clase leímos "Le bateau ivre" siguiendo, como hipótesis de trabajo, la interpretación (propuesta por Paola), de que el poema trata de la poesía. En una lectura más detenida del texto (de sus primeros párrafos), vimos que esa hipótesis de trabajo inicial parecía "funcionar", a tal punto que podríamos haber deducido que, en efecto, el poema trata de la poesía. Sin embargo, como dijimos, esa no es la única interpretación posible; otros análisis del poema han sugerido otras, que también parecerían confirmarse, al menos parcialmente, si hiciéramos una lectura detenida del texto usando esas interpretaciones como hipótesis de trabajo. Ello nos muestra que si, por un lado, la interpretación que hagamos del texto deriva de nuestra lectura, al mismo tiempo la lectura que hacemos del texto depende de la interpretación que nos vayamos haciendo del mismo. Es un proceso de interrelación: a medida que voy leyendo voy interpretando (digo: "ah, este texto habla de tal cosa, asume tal punto de vista, sostiene tal opinión, etc.), pero también pasa que, a medida que voy interpretando voy leyendo -es decir, a medida que me voy haciendo una imagen del 'sentido' del texto voy guiando mi lectura en unas direcciones más bien que en otras (voy dirigiendo mi atención a algunas cosas más que a otras, estableciendo relaciones entre ciertos elementos más bien que entre ciertos otros, etc.), de modo que con una interpretación distinta hallaría otras cosas en el texto. Un ejemplo bien simple es el hecho de que cientos de análisis críticos de "Benito Cereno" durante varias décadas fueron incapaces de leer el error en "Seguid vuestro jefe". Las interpetaciones del relato hacían que se lo leyera mirando otras cosas, por así decirlo. Algo similar pasa con otro cuento muy conocido de Melville: "The Piazza" ("El porche"), donde el narrador, en primera persona, describe un porche, una casa y una zona que son exactamente los del hogar de Melville. Todos los detalles y nombres geográficos coinciden exactamente con los de la casa de Melville, salvo una sola palabra. Esa palabra es el único nombre de un lugar o accidente geográfico que no existe en Massachussets, donde está ambientado el cuento: Quito. La capital ecuatoriana es mencionada en varias obras de Melville, siempre con una fuerte carga simbólica; de modo que introducirla como un punto geográfico cercano a su casa en Massachussets es algo muy significativo. Sin embargo, la crítica no ha sido capaz de leer esa palabra, “Quito”. Digo leerla pues los análisis del cuento suelen presentarlo, acertadamente, como una descripción bastante precisa del lugar donde vivía Melville, pero omiten, sistemáticamente, mencionar que hay una excepción a tal “mapa” realista: decir que algunas millas al este de la casa está Quito. Vemos que la interpretación que se haga de un texto, pues, puede determinar la lectura del mismo, al punto que incluso una palabra que esté escrita allí (en este caso, un nombre propio que debería llamar la atención de cualquier conocedor de la obra de Melville, pues aparece también en uno de los pasajes más célebres de la misma), puede resultar invisible al ojo que lee.
En síntesis: leer es interpretar. Y ello a tal punto que si hay algo que nuestra interpretación no es capaz de tomar en cuenta, es probable que  nuestra lectura no sea capaz de verlo, como le ha pasado a docenas de críticos de Melville, durante décadas, en el caso de "The Piazza". 
En "Benito Cereno", leeremos el texto según de qué creamos que trata el mismo, y viceversa.
Varios estudiantes han abordado directa o indirectamente esta cuestión. Una de ellos es María del Pilar González, quien señaló lo siguiente:
Delano, es incapaz de ver en el negro Babo, malicia, astucia, aunque éstas estén continuamente ante sus ojos, en la observación constante que hace el esclavo del rostro de su amo. Pensamos que, uno de los momentos culminantes de dramatismo, es cuando Babo afeita a Don Benito.
Don Benito, termina aniquilado moral y psiquicamente por su relación con el negro Babo. En esa relación, los papeles, "amo y esclavo" se han invertido. Lo único que los une es odio y violencia. Don Benito se retira a un Monasterio para huir de la "sombra" del negro Babo.
La narración es una crítica a la sociedad de la época y a la esclavitud. Vemos toda la crueldad de los negros rebeldes al apoderarse del barco, pero, los blancos al capturarlos, no son mejores.
La cabeza de Babo, "clavada en una estaca de la Plaza", representa la astucia, vencida con astucia, poder, armas y fuerza; es la destinataria de la frase "seguir al jefe", es la que maquina todos los hechos, y es, sin embargo, muestra de que la barbarie de la raza blanca, moralmente, no es superior a la raza negra.
La frase de Delano, "Ah, esta esclavitud alimenta malas pasiones en el hombre", define toda la situación y la obra.

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 12

Los nombres propios

Me pareció interesante el paralelismo con lo gris, la niebla, las sombras con la aparición y el personaje de Benito Cereno, cuyo nombre también llamó mi atención. Me hizo recordar a personajes como Fermín de Pas o Álvaro Mesia en La Regenta de Clarín, cuyos nombres aluden a algo en nuestras mentes pero que por una letra (en el caso de de Pas, la s en vez de la z, en Mesia la falta de la s final y en nuestro caso la C en vez de s en sereno), cambian en significado o dan un nuevo sentido al personaje. El personaje de Pas es caracterizado por la falta de paz en su interior, siendo ademas cura; en Cereno sucede lo mismo: no es un personaje sereno sino abatido y tanto su descripción fisica como moral lo muestran asi, al igual que sus desmayos, ataques, etc. son otra cosa...(la cita de los personajes aluden al libro de "Clarin" "La Regenta"...hay más que discutir quizas luego...saludos

Andrea Faraone
[Este comentario fue editado a fin de organizar mejor la exposición de la idea.]

Como en el caso de Seguid vuestro jefe y en algún otro que podemos encontrar en el texto, el problema o el error reside en una sola letra. ¿Alguna sugerencia al respecto? [E. I.]

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 11

"Benito Cereno" y el realismo

1. Aporte de Mariana Muñoz

Si bien en varios aspectos el estilo narrativo de Benito Cereno, recuerda la estética propia del Realismo -como ya ha sido señalado en otras intervenciones-, creo que el relato trasciende las características de esta escuela literaria.
Como fue mencionado en clase, las características del Realismo eran a la vez expresión y causa de una cosmovisión ampliamente difundida y aceptada en la época, que puede ser resumida en pocas palabras, en la percepción de un mundo que puede ser explicado y comprendido a través de la razón y del conocimiento científico. Por lo mismo, en la estética realista existe una lógica cientificista: hay una realidad que resulta cognoscible y dicho conocimiento se produce a partir de un análisis racional de los datos recibidos a través de los sentidos. Esta es una de las razones por las cuales las descripciones son tan importantes en los textos realistas; a partir de ellas se hace posible el conocimiento de los personajes y del lector -pensemos en el ejemplo analizado en clase de cómo las características de la Casa Vauquer nos permitían conocer las características de su dueña en Papá Goriot-.
En el caso de Benito Cereno la realidad tal como se le presenta al personaje y es trasmitida por el narrador, no es una fuente válida de conocimiento: la precepción es problemática porque la “aparente” realidad no lo es en verdad y por lo mismo, el análisis de esos datos son problemáticos para el personaje -quién todo el tiempo realiza suposiciones a las que no termina de dar crédito y termina descartando- y, por consiguiente, también para el lector. Podríamos considerar que se trata de una reedición del tópico de “el engaño a los ojos” -propio de la literatura barroca- en el cual se complejiza la existencia de una realidad unívoca y se problematiza la capacidad del hombre de poder acceder al conocimiento.
En resumen, este planteo señala que bajo una estética aparentemente realista, el autor de este relato trasciende las características de esta escuela realista, dando como resultado el cuestionamiento de la cosmovisión que la funda: el hombre vive en un mundo problemático, donde el conocimiento no es algo a lo que se pueda acceder con facilidad y los datos que pueden percibirse a partir de los sentidos pueden resultar engañosos. Incluso puede vislumbrarse la sugerencia de la intuición como un posible medio de conocimiento, ya que es en los momentos en los que se deja llevar por la intuición, que Delano está más cerca de comprender la verdadera dimensión de los hechos -intuición que resulta descartada por el prejuicio de la razón y de una aparente evidencia empírica-.


2. Comparación con Balzac
Aporte de  Florencia Papasso [Este aporte ha sido resumido y editado.]
“Pero poco después se convencía de que, si bien al principio había sido indulgente al juzgar al español, quizá, después de todo, no había sido lo bastante caritativo. En el fondo, era la reserva de don Benito lo que le disgustaba, pero lo cierto era que mostraba la misma reserva para con su fiel asistente personal. Incluso los informes oficiales que según es costumbre en el mar le eran regularmente transmitidos por algún insignificante subordinado, ya fuera blanco, mulato o negro, a duras penas tenía la paciencia de escucharlos, sin dar muestras de despectiva aversión. Su actitud en tales ocasiones era, salvando las distancias, un tanto parecida a la que se suponía debía ser la de su real compatriota Carlos V, justo antes de dejar el trono para partir a su anacorético retiro.”
Ambos escritores comparten una misma corriente que es el realismo, y tomé esta parte del texto para justificar lo que quiero decir. Mientras que en Papá Goriot la descripción minuciosa de elementos primero del marco espacial (la casa, su fachada, su arquitectura), luego de los personajes, su forma de hablar, su vestimenta, sus gestos y, más tarde, la vida de los mismos, trayendo a colación situaciones anteriores que de alguna manera marcaron esas vidas, nos van ayudando a crear en nuestra mente una mejor imagen de lo que el autor nos quiere transmitir.
En “Benito Cereno” sucede exactamente lo mismo, es decir: la descripción primero de la mañana, luego del mar, cada detalle, los colores, los sonidos, y hasta nos da la posibilidad de percibir olfativamente algunas cosas como el musgo, cuando se dice que el orín borraba las letras pintadas con tiza en el barco.
Luego tenemos, al igual que con Balzac, la descripción de las situaciones y cómo cada elemento encaja y hace funcionar la propia historia.
Pero además está la descripción física de los personajes, cómo su apariencia refleja lo vivido y, sobre todo, cómo determina la idea que nosotros como lectores nos hacemos de ellos.
[...]
En Melville se trata pues de un barco y en Balzac de una casa, pero ambos describen a sus personajes desde adentro hacia afuera, es decir: intentan quizás descifrar hasta sus sentimientos. Ambos hacen, así, que sus historias sean precisas, pero sobre todo generadoras de muchas preguntas y dudas para los lectores.

30.8.10

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 9

Las limitaciones perceptivas y valorativas de Delano

Victoria Morales dice:

Distintos conflictos entre los propios esclavos, el esclavo negro que se revelaba a pedirle perdón ante una ofensa que le había propiciado, todo eso ante los ojos de Delano era inaceptable y seguir permitiéndolo aún más. Por estas causas y el mal carácter de Benito se generaban desconcierto y desconfianza en Delano, además ciertamente le molestaba las informalidades y la cordial familiaridad con Babo dándole un lugar especial sobre los demás que también podrían tomarse actitudes reflejas a Babo y tomarse ciertos tipos de atribuciones, quizás intuyendo de alguna manera que eso no era muy bueno para que se mantuviera la respetabilidad de su reputación y el control de la comandancia sobre la tripulación. Delano fue un personaje perspicaz en cierta manera, porque desde el principio intuía que algo raro sucedía entre los esclavos pero desconfiaba por instancias más de Benito como conspirador de la realización de algo en contra de la tripulación de su barco, que de los propios negros, ya que él los consideraba intelectualmente menos dotados como para elaborar estrategias de esa índole.

29.8.10

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 8

Liderazgo en Benito Cereno

Daniela de los Santos dice:

Un aspecto interesante en el cuento Benito Cereno que no ha sido mencionado es el tema del liderazgo. La frase “Seguid a vuestro líder” (olvidando el error de traducción) es un eje fundamental del relato. Hay cierta confusión de quién está verdaderamente a cargo del San Dominick hasta que Babo se muestra como su flamante líder. Y parece paradójico cómo a Delano no se le pasa por la cabeza que alguien no-blanco pudiese estar a cargo del barco: pasan, sí, por su imaginación, otras hipótesis, como la de que Cereno podría estar actuando para conseguir ciertos objetivos, actuando malignamente. Pero Melville parece dispuesto a mostrar que un verdadero líder no lo hace el color de piel, sino la creatividad, el coraje, la determinación, la no-conformidad con la situación actual, y esta es una idea bastante singular para la época.

Emilio Irigoyen comenta:

Ciertamente es un tema interesante. Podemos pensarlo no solo en el nivel de los individuos sino también en varios otros: en "Benito Cereno" hay un cruce de razas, países, idiomas, culturas, naciones, imperios. Noten, en particular, esta última dimensión. Melville sitúa los sucesos en 1799, es decir poco antes de que el dominio español en América sufra su mayor crisis, y el momento en que Melville escribe, por su parte, coincide con el comienzo del expansionismo estadounidense en el continente;. Esto puede sugerir la pregunta de quién debe ser, entre las potencias imperiales o protoimperiales de la época, el "líder" que iba a ejercer un control sobre este vasto espacio geopolítico otrora dominado por el imperio español ahora en decadencia (recuerden que la imagen del barco español y otros objetos vistos por Delano como símbolo de decadencia, sñimbolos a menudo vinculados a la decadencia del propio imperio español, es una imagen recurrente en el texto).

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 7

Babo: personalidad y justificaciones

Dayana Alonso dice:

El personaje de Babo es ciertamente uno de los más interesantes dentro de la historia.

A medida que el texto avanza, notamos la admiración que el trato del esclavo hacia Benito Cereno causa en Delano, personaje cuya mirada es al principio benevolente hacia los esclavos y desconfiada hacia los españoles, llegando incluso a referirse a Cereno como "el oscuro español". Babo es ante nuestros ojos un sirviente fiable, preocupado, incluso nos llega a hacer creer que siente un sincero aprecio por su amo.

Más adelante, y a medida que avanza la trama, sabemos que en realidad Babo no es lo que parece, sino que se ha convertido en el líder de un motín entre su gente y ha tomado como rehenes a los blancos, llegando a dar muestras de evidente crueldad.

Ahora bien, no se debe olvidar que Babo, cualesquiera sean los medios a través de los cuáles llega a su objetivo, y a pesar de su frialdad, es (o era) un esclavo y el motín fue justamente el único medio que encontró para recuperar su libertad y su dignidad. Los españoles, creo yo, presentaban su principal obstáculo, por lo cual debían ser quitados del medio. Es cierto que los españoles terminan sufriendo atrocidades a manos de los esclavos, pero ¿como trataban estos españoles a los esclavos antes de que se llevara a cabo el motín? Es una pregunta que queda algo inconclusa. No poseemos mucha información sobre el personaje de Alejandro Aranda, amigo de Benito Cereno y dueño de Babo y los demás, pero sí sabemos que sufre a mano de los negros una muerte fuerte y bastante repleta de malicia y venganza.

¿Es entonces Babo un personaje tan maligno? ¿O lo suponemos así ante la visión de sus actos sin tomar en cuenta lo que él y su gente han padecido? Ninguno muestra piedad hacia los españoles...¿eso se debe a que son malignos o a que quizás ellos tampoco disfrutaron de la piedad de los blancos? Quizás Babo, de alguna forma, fue impulsado a cometer los actos que se nos muestran en la historia.

¿Qué opinan?

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 6


Cruce y/o conflicto de idiomas y culturas

Bajo el título "Las pesadas armas de la civilización", Ana Valentina Toloza escribe sobre “el choque, la fractura entre dos culturas que no se comprenden”.
Desarrolla Ana Valentina:
Esta incomprensión “envuelve” todo el relato, desde el comienzo y durante el desarrollo, mientras Amasa Delano (co-protagonista del cuento, a mi entender)* trata de desentrañar el enigma que el barco Santo Domingo** carga sobre su espaldas, hasta el final, cuando descubrimos que todos los extraños sucesos percibidos tienen una causa y ella es que los esclavos intentaron liberarse apropiándose del barco para llegar a su tierras.
Uno de los posibles ejes temáticos a través de los cuales pienso abordar el cuento consiste en la existencia de ciertos aspectos oscuros y destructivos del actuar humano, de su carga civilizadora y los crueles efectos de la opresión social sobre el ser humano; también la incomprensión entre culturas diferentes. Considero que la obra sugiere una temática vinculada a ciertas concepciones de la época, sobre todo al sometimiento de una etnia sobre otra.
Los personajes centrales del relato, así como la sociedad que los recibe luego de su aventura, se muestran incapaces de comprender cómo la sumisión y las injusticias raciales pueden producir violencia al luchar por la libertad y al intentar liberarse del yugo. De esta manera, percibo en diferentes aspectos del texto cómo la rebelión de los esclavos es concebida más como un acto malicioso que como una necesidad propia del ser humano luego de ser sometido generación tras generación.
Es en el desenlace de la obra en donde algunas incógnitas posibles en torno a la extrañeza del actuar de la tripulación del barco Santo Domingo se develan; el lector entiende que la embarcación fue tomada bajo el poder de los esclavos, los que inicialmente serían trasladados con la finalidad de ser comercializados. Parece que los capitanes A. Delano y B. Cereno no entendieran cabalmente la significación de la rebelión de los esclavos, claro está que no la creen posible. [Nota de E.I.: No entiendo esta observación. Una vez que la rebelión sucede y triunfa, Cereno obviamente tiene que creerla posible.]
Este desenlace, sin embargo, se nos va presentando con reticencias ya que la técnica narrativa utilizada por el autor consiste en la generación de misterio y expectativas en torno a los personajes que participan el la acción. Cabe destacar que percibo cierta complejidad narrativa que permite la generación de espacios en blanco, de ciertas incógnitas, sobre los misteriosos acontecimientos que luego son factibles de ser comprendidos en las declaraciones finales del personaje Benito Cereno. Contribuye, en gran medida, a suscitar esta sensación de incógnita en el lector, el punto de vista y el grado de conocimiento del narrador sobre las acciones que se presentan en el cuento: su punto de vista externo nos ubica por fuera de los acontecimientos narrados, como si fuera un espectador externo pero con un conocimiento exhaustivo solamente de los pensamientos del capitán Amasa Delano; esto determina que el narrador posea una perspectiva limitada (equisciente) y nos deje vacíos sobre el verdadero actuar y los pensamientos de Benito Cereno, personaje que, según luego sabremos, conoce la perspectiva no narrada en el desarrollo del relato y que tanto misterio genera en el lector.
[...]
En las declaraciones finales del español B. Cereno se revela el plan gestado por los esclavos en función de su liberación. Parece que la rebelión de los mismos fuese interpretada como un acto violento en extremo, hasta malicioso, dejando de lado que perseguían un fin ulterior luego de la situación de sumisión pasada.
En este sentido, considero muy importante simbólicamente el relato de la muerte de Alejandro Aranda. Los esclavos deciden asesinar a su amo para poder liberarse, su muerte es trágica pues termina siendo mutilado y llevado a rastras por la cubierta; pienso que la cruenta muerte puede estar vinculada al deseo de liberación contenido de los largamente sometidos. Este simbolismo no es captado por Benito Cereno que sólo termina compadeciendo la infortunada suerte de su entrañable amigo. Tal vez se pueda reflexionar sobre cómo la injusticia o la maldad reinante pueden producir un efecto devastador y deshumanizador sobre las relaciones humanas.
Otro aspecto a destacar es la clara intención de Babo, mentor del plan, de llegar “a un país negro” donde la libertad fuera inminente. Parece que la liberación sólo pudiera producirse en estos términos a causa de un entorno social que fomenta las desigualdades étnicas.
Finalmente, quisiera destacar un fragmento del diálogo final entre los capitanes A. Delano y B. Cereno
-Usted generaliza, don Benito, y muy lúgubremente. Pero lo pasado, pasado está. ¿Por qué moralizar sobre ello? Olvídelo. Vea: el radiante sol ya todo lo ha olvidado, y también el cielo y el mar, tan azules; ellos ya han vuelto nuevas páginas.
-Porque no tienen memoria -replicó sin ánimo- porque no son humanos.
-Pero ¿y el suave soplo de los alisios que acaricia ahora su mejilla, don Benito? ¿No le trae un alivio casi humano? Son los alisios amigos cálidos y constantes.
-Con su constancia no hacen sino empujarme hacia mi tumba, señor -fue su profética respuesta.
-¡Se ha salvado, don Benito! -exclamó entonces el capitán Delano, cada vez más asombrado y entristecido-. Se ha salvado, ¿qué es, pues, lo que proyecta tal sombra sobre usted?
-El negro.
Se hizo el silencio mientras el melancólico don Benito permanecía sentado, envolviéndose lenta e inconscientemente en su capa, como en un sudario.
Aquel día ya no conversaron más.
Esta cita de texto me remite a los vestigios de la experiencia vivida por Benito Cereno, parece que es imposible liberarse de ella. La figura de “el negro” se enfrenta a las “pesadas armas de la civilización”, se impone en sus recuerdos. La muerte ha llegado en manos de los largamente relegados.

* Veo que varios estudiantes asumen que el protagonista es Benito Cereno, por el hecho de que su nombre sirve de título al relato. La titulación es un indicador de lectura muy importante, pero el concepto de protagonista refiere principalmente la importancia de un personaje como eje ya sea de la trama y/o del sentido del relato. A menudo, el eje o el centro de la trama coincide con el del sentido del texto. Así, en Don Quijote, el personaje titular es eje de la trama (cuyo desarrollo se corresponde la mayor parte del tiempo con la serie de cosas que le acontecen a Don Quijote), y podemos asumir que es también el centro de la significación del texto (más que otros personajes, como Sancho Panza, por ejemplo). Pero en otros casos no es así. En “Benito Cereno”, es difícil decir si Cereno o Delano es el protagonista; de hecho, una de las cosas más significativas del relato es que según cómo lo interpretemos es que consideremos protagonista a uno u otro. Incluso algunos críticos han sostenido que el personaje más próximo a una figura de protagonista es Babo. La principal pregunta quizá sea: ¿de qué habla, sobre todo, el relato? De la respuesta que demos a esa pregunta depende a quién consideremos protagonista. Por ejemplo: si consideramos que el relato habla “sobre todo” de lo que le pasó a un barco español y sus tripulantes, entonces entenderíamos, seguramente, que el protagonista es Cereno, pero si entendemos que el relato habla “más bien” de lo que le pasó a Delano, entonces él será el protagonista. Noten que esto es clave para el tema que plantea Ana Valentina: ¿de qué habla (sobre todo) el relato: de lo que pasa con los personajes hispánicos o de lo que percibe (de ellos) el personaje anglófono? Dicho de otro modo, y retomando la figura, propuesta por Ana Valentina, del “choque, la fractura entre dos culturas que no se comprenden”, ¿este relato, escrito por un escritor estadounidense anglófono para una audiencia estadounidense anglófona, es sobre una cultura-otra (la sudamericana hispánica), o más bien sobre su propia cultura (sobre la percepción que su cultura tiene o puede tener de una cultura-otra y en particular de la cultura sudamericana hispánica)?
** Melville escribe San Dominick, lo cual no es ni español ni inglés, sino una aparente mezcla de ambos idiomas. Melville eligió inventar un nombre que no puede existir ni en inglés ni en español, sugiriendo así que aquello de lo que habla es imposible de ser dicho (de ser representado, y de ser comprendido), dentro de los límites de un solo idioma. Algunos traductores españoles cometen el error de ‘normalizar’ el nombre, traduciéndolo como Santo Domingo. ¿No estamos aquí ante el mismo problema de (in)comprensión transcultural y transidiomática del que habla Melville? Sus traductores españoles a veces son incapaces de pensar más allá de la oposición binaria español o inglés, mientras que Melville está justamente transgrediendo tales categorías, al elegir una suerte de spanglish, o ingleñol, por así decirlo.

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 5

El narrador en "Benito Cereno"

En narratología (la disciplina que estudia los textos narrativos), el narrador se define generalmente como la voz que narra los hechos. La mayoría de las veces es una voz en primera persona (Yo, Amasa Delano, me encontré con un barco español), o, lo que es mucho más frecuente, en tercera persona (En el año 1799, el capitán Amasa Delano se encontró con un barco español), como en este relato.
En "Benito Cereno" el narrador es una voz que habla en tercera persona y no se autodefine, no se menciona a si misma; no sabemos, pues, a quién o a qué corresponde, de dónde viene. Lo que sí sabemos es que no parece ser la de ninguno de los personajes del relato (no es, por ejemplo, la de Delano).
Es a través de lo que cuenta ese narrador que tenemos acceso a los hechos narrados. Ocurre que, por costumbre, solemos olvidar que "alguien" nos está contando este relato.
En la narratología, se llama perspectiva o focalización al punto de vista del narrador: desde dónde habla, qué tanto es capaz de saber, etc. En este caso, el narrador, aunque no es Delano, casi siempre parece ver con los ojos de Delano. Tiene la capacidad de saber lo que piensa Delano, por ejemplo, pero no lo que piensa Cereno. Pero Delano tiene sus propias limitaciones, claro, y el narrador 've con los ojos de Delano', por así decirlo. Además, también el narrador parece tener sus propias limitaciones (por ejemplo, no sabe español: en vez de Seguid a vuestro jefe escribe Seguid vuestro jefe). ¿Qué y cuánto creemos, pues, de lo que se nos narra? En la narratología se habla de narradores más confiables o menos confiables.
Además, en algunos momentos, hacia el final del relato, el narrador cambia y pasa a ser Delano (hablando en primera persona). Ello aumenta la confusión. En realidad, Melville basa buena parte de su relato en la confusión de la voz narrativa, que a su vez confunde al lector, induciéndolo a errores: a menudo nos identificamos con la voz narrativa o asumimos que lo que ve es cierto, pero a la postre descubrimos que esa voz no era del todo fiable: lo que ella es capaz de entender es limitado, y por confiar en ella, nosotros, lectores, nos hemos equivocado también. ¿Hemos confiado demasiado en el narrador y/o en Delano? ¿Hemos caido en un engaño tendido por el relato de Melville, similar al que Babo le tiende a Delano? ¿Nosotros, como Delano, creemos estar viendo algo "en realidad" pero lo que vemos, en realidad, es una representación?


Comentario de Paola Mutti sobre "la focalización narrativa del relato". 

[Este aporte ha sido editado y se han omitido numerosos pasajes. Paola cita usando la versión española publicada por la editorial Banda Oriental.]
Dice Paola:
El relato esta marcado por la ambigüedad que se señala ya desde la descripción inicial marcada por lo gris; no hay claridad, si bien al final se pretende responder a las sospechas con la declaración final de don Benito.
Es un discurso enrarecido por técnicas como la de la focalización interna* del capitán Delano que marca todo el discurso. El narrador toma el punto de vista del capitán americano.
El punto de vista adoptado por el narrador es ambiguo por la misma forma de pensar del personaje Delano, quien cambia constantemente de parecer respecto a lo que está pasando.
Ante la incertidumbre de qué pasa en el Santo Domingo** gira todo el relato y el narrador no pretende darnos una respuesta, sino que juega con la focalización zigzaguearte del capitán Delano. “¿Cuál será la verdad?”, se pregunta el capitán tras escuchar la historia de don Benito. En su reflexión Delano llega a la conclusión que luego se confirmará, pero que en ese momento Delano considera como una “deducción increíble”: “todas las personas de a bordo […] habían sido cuidadosamente instruidas en la conspiración”. Pareciera que el narrador juega con el personaje, lo deja mal parado ante el lector, su “bondad natural” se convierte en optimismo ingenuo.***
Es Delano un personaje que busca siempre tranquilizarse ante cualquier sospecha: “trató de liberarse del mal ignorando los síntomas”. El narrador pareciera que juega con el mito del buen salvaje, selecciona determinados rasgos de este mito, la bondad natural, el acercamiento desinteresado al otro, la ausencia de sospechas de la maldad del otro, y los adjudica a una americano civilizado: “una persona de bondadoso carácter y extraordinariamente crédula”. Parece que el narrador se divierte con esta parodia, así describe a Delano observando a un marinero español: “como un indio al acecho tras un nogal”.
El narrador se burla de la incapacidad del personaje de tener dominio sobre sí mismo: “Tratando de romper un embeleso, no había hecho sino quedar de nuevo embelesado”.
La manera de pensar de Delano no hace sino insistir en la sensación de incertidumbre que marca el relato “al ligar de una manera por completo ilógica en su cabeza […] [las] imágenes flotaban en su mente, como la ráfaga en la calma”.
Un rasgo que el narrador atribuye al capitán Delano, y que contribuye a crear una lejanía con el lector, es el racismo, ante negros y judíos.**** Alterna opiniones de este personaje mediante el discurso indirecto libre y las opiniones del propio narrador que parece compartir sus ideas, se mezclan ambos planos constantemente.

Las declaraciones que cierran la novela marcan otro juego del narrador, el de narrar los mismos hechos dos veces desde diferentes puntos de vista, como el episodio del interrogatorio de don Benito sobre la tripulación del Bachelor`s Delight.

La obra se sitúa siguiendo el programa dentro del realismo pero es una forma diferente al realismo de Balzac o Flaubert.

La perspectiva que lleva el relato, la del personaje Amasa Delano, parecería corresponder a la imagen que aparece en la novela referida ala relación de Atufal y don Benito, “como si un niño llevara a un toro del Nilo por un anillo atravesado en la nariz”


* Focalización es un concepto de la narratología (la disciplina que estudia los textos narrativos). Refiere a la percepción que tenemos de lo que ocurre. La focalización es interna cuando percibimos a través de la percepción de uno de los personajes (cuando vemos lo que ve el personaje, o a través de lo que él piensa, etc.). En este relato, durante la mayor parte del tiempo percibimos las cosas a través de lo que percibe Delano, por eso se dice que en este relato la focalización es interna en Delano. [E. I.]
** El nombre del barco es San Dominick. Las versiones españolas a menudo lo traducen como Santo Domingo, lo cual es a mi juicio un error. [E. I.]
*** Hay un aspecto muy importante del relato que deriva de esta situación: dado que percibimos a través de un personaje cuya percepción es limitada y poco confiable (entre otras cosas, por esa ingenuidad que menciona Paola), debemos desarrollar nuestra propia visión de las cosas. Sabemos que Delano no percibe bien, pero es a través de sus ojos que vemos lo que pasa. La cuestión es: ¿cómo nos hacemos una imagen más adecuada de lo que vemos? En realidad, parece que Melville juega a hacernos ver con los ojos de Delano e incurrir (al menos por un tiempo, y hasta cierto punto), en algunos de los errores que comete Delano. Por ejemplo, ¿cuándo ustedes, en su lectura, se dieron cuenta de lo que pasaba en el San Dominick? ¿Antes que el propio Delano? (Es decir: ¿Babo y los demás lograron engañarlos a ustedes, lectores, tanto como a Delano? ¿O ustedes fueron más sagaces que el personaje?) Y a partir de estas preguntas surgen otras: ¿Compartieron ustedes, por algún tiempo, la visión de Delano, su interpretación de los hechos, -visión e interpretación que a la postre se nos rebelan debidas menos a aquello que ve que a sus prejuicios, prejuicios (raciales, culturales, etc.) que determinan lo que es capaz de percibir y de comprender-? ¿Por cuánto tiempo compartieron esa visión equivocada de los hechos? (Dicho de otro modo, ¿compartieron los prejuicios de Delano?, ¿por cuánto tiempo?)
**** No recuerdo referencias a los judíos. El antisemitismo, por lo demás, no puede considerarse una forma de racismo, pues los judíos no son una raza.

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 5 -CONTINUACIÓN

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[Este comentario ha sido ligeramente editado.]
Graziella Deambrosis comenta:
La voz narrativa en Benito Cereno juega con variaciones de tono y de distancia.
En ciertos puntos del relato la voz se hace más o menos presente; en pocos momentos desaparece.
Consideremos la relación narrador-Delano. La narración no está elaborada desde el punto de vista de Delano. El narrador, es cierto, acompaña a Delano en casi todo el relato (se separa de él solo al final, para cederle la voz a los documentos); pero también está presente con voz propia; hace notar al lector que está un paso adelante de Delano; establece una distancia con el personaje que varía pero no desaparece. En algunos momentos del relato el narrador se muestra solidario con Delano; en otros juega con él; las más de las veces se compadece de ese carácter simple que es incapaz de ver en el barco español nada fuera de las rutinas de su oficio mientras se representa ante sus ojos una lucha por el poder.
Comienzo por la última afirmación: la voz narrativa está presente para el lector, no habla “a través de” Delano, se muestra compasiva con su personaje.
Ya se ha dicho en el foro que en el barco tienden una trampa al personaje Delano y, a su vez, el narrador tiende una trampa al lector. Ambas trampas, por decirlo de algún modo, no son equivalentes. Aún si consideráramos que el camino a transitar en ambos casos (por Delano, por el lector), es llegar a "la verdad", serían caminos diferentes. Delano lleva todas las de perder frente al lector... En la trampa "Babo a Delano": el capitán se encuentra con una sublevación muy bien organizada, que debe enfrentar solo con su espíritu simple y poco dado a los cuestionamientos.
En la trampa "narrador a lector", al contrario, se percibe en el narrador una cierta complicidad con el lector, la confianza en que el lector llegue a "la verdad" antes que Delano. El narrador confía en la mayor inteligencia o, por lo menos, la mayor suspicacia del lector, con respecto a Delano.

Ahora bien, con respecto a la trampa "narrador a lector": ¿se trata de lo mismo, es decir: de saber qué pasó en el barco? En definitiva no se trata de una narración policial y lo que importa al narrador no parece ser quién llega antes a "la verdad" del desarrollo estricto de los hechos.
Estoy de acuerdo con Luciana en cuanto a que "El lector, (es) menos ingenuo que Delano", pero aunque no logre "desentrañar la verdadera realidad del barco" y queden -para seguir con los términos marinos- cabos sueltos, transitaría por diferentes caminos; no se trata de dos relaciones paralelas.
La trampa tendida a Delano lo mantiene en la incertidumbre, se trata de un nudo demasiado complejo. Al lector también se le arroja el guante -o debemos decir: se le arroja el nudo.
Pero lo que el narrador propone al lector que "desanude" puede ser no necesariamente la real situación del barco que preocupa al capitán. La propuesta del narrador puede ser la reflexión acerca las varias caras de la benevolencia, los riesgos de la resistencia a permitirse sospechar o cuestionar, las limitaciones de ese espíritu sin espesor.
En el inicio se nos previene de ese espíritu simple con una línea extremadamente irónica, a la que ya han hecho mención algunos compañeros. Es el ejemplo que fundamenta mejor lo que se propone arriba en cuanto a la mirada compasiva del narrador para Delano: "una persona de naturaleza singularmente confiada, que no se permitía [...] a la vista de todo lo que es capaz el género humano [...]". Por cierto: la percibo como la única línea de la obra en la que el autor se dirige, con complicidad y explícitamente al lector, para compartir una observación acerca de Delano. Es una observación cargada de compasión hacia el personaje y, en lo que respecta al "género humano", cargada de escepticismo. En esta línea el narrador se hace presente entonces con sus reflexiones personales, en un tono que es casi de confidencia. La voz narrativa por un momento pone distancia del personaje del relato y más aún, queda en primer plano.
Con esto también fundamentamos la hipótesis relativa a la voz narrativa que juega con variaciones de tono (aquí se vuelve confidente) y de distancia (con respecto al relato).
Sigo con la propuesta realizada más arriba, acerca de la relación narrador-Delano, la distancia que establece esta voz narrativa y las nuevas variaciones de tono. En ciertos pasajes el narrador juega con Delano; lo ridiculiza ante el lector. Es bastante impiadosa la escena del nudo:
El capitán Delano [...] se quedó en silencio contemplando el nudo; su mente, a causa de una agradable transición, pasó de sus propios enredos a los del cáñamo. [...] Por un momento, con un nudo en las manos y otro nudo en la mente, el capitán Delano se quedó mudo, mientras, sin prestarle más atención, el viejo se ponía a trabajar en otras cuerdas.
El narrador (nuevamente: tomando distancia del personaje), hace una descripción casi humorística del desconcierto del capitán, pone en evidencia su cortedad de miras, su incapacidad de interpretación más allá de lo literal.
En cuanto al punto de la hipótesis donde planteo que el narrador adopta un matiz solidario y de camaradería con su personaje (que con la variación de tono, otra vez, se hace más presente al lector), cabe decir que el narrador hace un contrapunto entre la confusión de los sentidos (en relación a la situación del barco), y la confusión en la percepción del paisaje.
En medio de ese contrapunto comparte reflexiones muy específicas del marino -no son reflexiones de Delano, son las suyas propias, plasmadas con su voz de narrador. Pero son, además, compartidas con Delano -y acá se hace notar un tono de camaradería que lo trae a primer plano, pero en este caso, al lado del personaje, como dos camaradas de oficio-.
Fundamento esta opinión en los párrafos que como adelantaba, describen la distorsión en la percepción del paisaje. En algunos casos el mar es percibido como bosque/campo. No se trata obviamente de una confusión en sentido literal; sí de asociaciones reiteradas. ¿Están favorecidas por la irrelidad de la situación, que actúa como "ensoñamiento"* y "hechizo"? En cualquier caso, son vivencias del personaje y, por el tono que se adopta ahora, en otra vuelta de tuerca, también son vivencias del narrador.
La primera mención es una imagen casi onírica: el capitán se apoya en una balaustrada y mira las hierbas marinas y algas que "parecían elegantes alamedas [...] como si se dirigieran a las grutas del fondo [...] en medio de un gran jardín largo tiempo incultivado. Intentando romper un hechizo, había sido hechizado de nuevo. [...] prisionero en un castillo abandonado, condenado a contemplar campos vacíos [...]." La segunda imagen se da cuando llegan al salón/camarote: "Realzaban la similitud [...] las perspectivas del mar que los rodeaba, ya que, [...] el campo y el océano parecen primos hermanos." En estas dos líneas la confusión del personaje parecería justificada/atenuada por el narrador. Se percibe al narrador al lado del personaje, hay un matiz en el tono que lo acerca.
Es interesante que una compañera participante del foro precisamente ve en este párrafo una burla del narrador al personaje; en mi caso percibí la burla en otro pasaje y, al contrario, en este vi un gesto de compañerismo... En cualquier caso, el tono que oscila entre la confidencia, la burla, la compasión, provoca que esa voz del narrador tenga una presencia independiente.
Volviendo al principio, entonces: en "Benito Cereno" la voz del narrador no es la voz del personaje, tampoco es el caso de la voz que como ocurre frecuentemente en narraciones, según se dice al inicio de esta entrada, "desaparece" mientras se sigue leyendo, en este caso la voz de narrador tiene su presencia propia.

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 4

Raza y racismo

La cuestión racial es uno de los principales temas del texto y ha suscitado interminables lecturas críticas desde hace mucho tiempo.

Algunos estudiantes la han mencionado. Valentina Canoniero, p. ej., cita y comenta:
"y esa partida de negros, que ahora no son más de ciento cincuenta, como puede ver, pero que entonces eran más de trescientas almas
Pero si los blancos poseían oscuros secretos en relación a don Benito... ¿acaso éste podía actuar de alguna manera en complicidad con los negros? Aunque ellos eran demasiado estúpidos.
Pero el pan tierno, el azúcar y la sidra embotellada, el capitán Delano se los habría dado solamente a los blancos”
En esta parte, dice Valentina, se observa la forma despectiva con la que se refiere a los negros. Pero, ¿quién se refiere en forma despectiva a los negros? ¿El personaje? ¿El narrador*? ¿El autor?
Lo que dice un personaje puede representar o no la visión del autor. De otro modo, solo podría haber personajes que piensen como el autor.
Les propongo reflexionar sobre este tema. Es obvio que hay perspectivas sumamente racistas en el texto, claro. Pero, ¿es un texto racista? La inmensa mayoría de la crítica lo considera un texto muy adelantado a su época por su concepción racial. ¿Alguien quiere pensar y comentar sobre la relación entre el racismo de alguno/s personaje/s (o del propio narrador), y las concepciones raciales del texto?

* Narrador es la voz que "cuenta" lo que pasa. En este caso, estamos ante una narración en tercera persona: alguien nos cuenta que el barco de Delano se encontró con el de de Cereno, etc. Vean esta entrada sobre el narrador del relato.

"Benito Cereno" - ACLARACIÓN IMPORTANTE



Es sumamente llamativo que en los primeros comentarios realizados no se hacía referencia al aspecto decisivo de toda la trama*: antes de que comience el relato ha ocurrido un motín y los esclavos se han apoderado del barco.
Todo el tiempo que Delano está en el San Dominick, pues, asiste a una suerte de puesta en escena que los tripulantes del barco español tienden para él. Cereno y los demás españoles, amenazados de muerte por los esclavos, simulan controlar el barco, cuando en realidad son rehenes, y los africanos y afroamericanos simulan seguir siendo esclavos, cuando en realidad se han liberado. Se trata de una representación donde las cosas son al revés de lo que parecen (los que hacen de esclavos son los amos, y viceversa).
Hasta el momento nadie abordó una cuestión que es quizá la más significativa de la relación que el relato establece con su audiencia: el texto nos tiende a nosotros, lectores, una trampa similar a la que se le tiende a Delano. Y la mayoría de nosotros cae en esa trampa, como cae Delano. (¿Cuándo se dio cuenta, cada uno de ustedes, de lo que pasaba? ¿Antes que Delano o al mismo tiempo que él?)
A diferencia de Delano, el narrador conoce desde un principio lo que está pasando en el San Dominick, pero se guarda de decirlo: nos oculta esa información. Si los esclavos y sus rehenes montan una puesta en escena para un único espectador (Delano), el narrador monta una representación similar para su propia audiencia, o mejor dicho: reproduce dicha representación en su relato (la vuelve a montar, la re-presenta); y ello sin decir que se trata de una representación. El narrador intenta pues engañar a su audiencia tal como Babo y sus compañeros intentan engañar a Delano.**
Si Benito Cereno, el personaje, representa a su vez personaje engaña a Delano (es obligado a ello por Babo), “Benito Cereno”, el relato, nos engaña a nosotros, sus lectores.
Una de las dimensiones donde se percibe esta actitud es el manejo de la dimensión temporal. Lo primero que se nos cuenta es que esta historia tuvo lugar “en el año 1799”. Aunque el momento en que el narrador cuenta estos hechos no está fechado, obviamente es posterior a los mismos (no es “en el año 1799” sino en una fecha posterior). La voz narrativa se encuentra, pues, en un tiempo posterior al de los hechos. Sin embargo, durante casi todo el relato tiende a dar la impresión de que es contemporánea a lo que está ocurriendo. Aunque los tiempos verbales son, como es lógico, pasados, cada suceso parece narrarse a medida que ocurre.*** Esto refuerza la impresión de que estamos asistiendo a ellos en el momento en que se producen.

Al constatar que lo que Delano percibió fue una puesta en escena, podemos reparar también que el relato que nosotros leímos fue, asimismo, una representación. O mejor dicho que es una representación. Pues el relato no termina en ese punto. Seguimos leyendo el relato; el mismo relato. ¿Por qué debemos asumir que, ahora sí, el narrador nos está brindando toda la información? ¿Qué nos indica que, ahora si, ya no estamos ante una representación encubierta, sino ante “la realidad”?
Melville nos recuerda que siempre estamos ante una representación, o mejor dicho: que siempre estamos en una representación.
Todo relato, por supuesto, es una representación. Pero muchos críticos han señalado que un objetivo de Melville en textos como este es señalar que toda percepción es una representación. Es decir: que no es posible “ver” los hechos tal cual son, sino que toda percepción de un fenómeno es una percepción organizada de acuerdo a nuestras propias capacidades perceptivas y a nuestra perspectiva. Y que una de las estrategias perceptivas del ser humano es, precisamente, ver los hechos en términos de un relato, es decir, como una sucesión unilineal, orgánica y coherente de sucesos encadenados y que guardan relaciones de causa a efecto entre ellos. Siempre vemos relatos, narraciones; dicho de otro modo: narrativizamos lo que percibimos, y esa narrativa, el relato que percibimos (que construimos), es, como todo relato, producido desde un punto de vista.
Melville alude a este carácter de representación que tiene la realidad humana en muchas formas. Piensen, por ejemplo, en el juego de cajas chinas con la figura de Benito Cereno como personaje. En un primer nivel, que es el único que percibe inicialmente Delano (y muchos de nosotros, lectores), tenemos a una persona llamada Benito Cereno, que es el capitán de un barco que viene de doblar el Cabo de Hornos. Luego descubrimos que se trataba en realidad de un personaje en la representación urdida por Babo; ese personaje, el capitán Benito Cereno, es interpretado por el rehén Benito Cereno. Y hay un tercer nivel, por supuesto: este Benito Cereno, rehén que es liberado, es un personaje del relato que estamos leyendo. Noten la homonimia que liga los tres niveles: el personaje cuyo ‘guión’ escribe Babo, el personaje del relato que estamos leyendo y el propio relato se llaman, los tres, Benito Cereno. ¿Cuál es “la realidad”? ¿Cuál es el Benito Cereno que no es representación? Llevado a sus últimas consecuencias: ¿qué identidad no es una representación? ¿Qué persona no es un personaje? (Por cierto, la palabra persona proviene, justamente, de la palabra griega que designaba la máscara usada por el actor en el escenario.)


* En un relato, llamamos “trama” a los acontecimientos relatados, es decir: los sucesos que tienen lugar en ese mundo virtual que construye el relato (el “cuentito”, como se le llama a veces).
** Sobre el concepto de narrador ver el tema de discusión 5. Sobre “el punto de vista y el grado de conocimiento del narrador sobre las acciones que se presentan en el cuento” ver las observaciones de Ana Valentina Toloza en el tema de discusión 6.
*** No hay casi analepsis (es decir, saltos hacia atrás en el tiempo [dos días antes de {lo que se está contando}, Juan había visitado una isla cercana donde tuvo lugar otro hecho curioso”]), ni prolepsis (saltos hacia adelante en el tiempo [dos días después de {lo que se está contando}, Juan visitaría una isla cercana donde iba a tener lugar otro hecho curioso”]). Los casos de analepsis y prolepsis son escasos y por lo general poco significativos. Las analepsis más notorias se producen cuando los tripulantes del San Dominick cuentan a Delano lo que había pasado en el barco antes de su llegada (enfermedad, tormentas).

28.8.10

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 3

El idioma español en el relato

Marcelo Sosa dice:
A propósito del error de traducción, es ciertamente un error enmendar un supuesto error del autor. Es muy probable que el error de Melville haya sido tal, ya que a lo largo del texto aparecen varias menciones al mundo hispánico (americano y peninsular) que dejan la sospecha de un conocimiento no tan completo de ese mundo y ese idioma por parte del autor, como nombrar al barco español "San Dominick", nombre muy inverosímil para una nave española. Pero el error, voluntario o no, forma parte del texto y hay que respetarlo como tal.



-Confieso que este es un tema que me interesa personalmente pues es sobre lo que estoy investigando desde hace varios años: lo hispánico, lo sudamericano y el idioma español en la obra de Melville. Hay varias alusiones al idioma español y a la situación de idiomas en contacto (y quizás en confusión) a lo largo del relato. [E.I.]

"Benito Cereno" - Cuestiones varias, planteadas por estudiantes


[Este aporte ha sido editado.]

Cecilia Lage dice:
En mi opinión, hay una parte concreta del relato que parece resumir, o al menos, sirve de puntapie para definir de qué se trata la obra:
"pero su sorpresa se trocó en lástima, tanto hacia los españoles como hacia los negros, al encontrar ambos contingentes evidentemente reducidos a causa de la falta de agua y provisiones, del mismo modo que el sufrimiento largo y sostenido parecía haber hecho aflorar las cualidades menos benévolas de los negros, al tiempo que deterioraba la autoridad de los españoles sobre ellos".
A mi parecer, se abre una especie de prámbulo que da lugar a la imaginación del lector sobre lo que puede llegar a ocurrir. En mi lectura personal, este fue el indicador que me hizo adelantarme a los hechos y deducir qué podria llegar a ocurrir.
Mellvile refuerza este preámbulo en la siguiente frase:"En lo que respecta a ejércitos, armadas, ciudades o familias, incluso en la misma naturaleza, nada relaja tanto las buenas costumbres como la miseria."
Creo que en esta frase queda resumido el núcleo que desata los acontecimientos: la miseria humana. Todavia no se sabe que va a ocurrir pero da la sensación de que junto con la falta de agua y provisiones se desatan otros elementos que derivan en la miseria , y es desde ésta que surge el caos, el desequilibrio que va tejiendo los aconteciemientos, en este caso, la puesta en escena a la que se ve enfrentado Delano constituida por la apropiación del barco por parte de los esclavos.

Comentario: Cecilia, tenés buen ojo lector al ver en ese pasaje una posible sugerencia sobre “la miseria humana”, que parece ser uno de los grandes temas del relato. Sin embargo, en tu discusión del mismo tratás la situación como si dicha miseria fuera consecuencia o, al menos, estuviera determinada por las duras condiciones materiales (hambre, sed, etc.). Sin embargo, lo que ocurrió fue muy distinto (y se diría que casi lo contrario): esas condiciones materiales son consecuencia, principalmente, de la toma del barco por parte de los ex-esclavos. Aunque tu observación sobre la importancia y lo sugestivo del pasaje es buena, la interpretación que hacés a partir de allí parece contradecir directamente lo que expresa el texto.

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