29.8.10

"Benito Cereno" - TEMA DE DISCUSIÓN 5

El narrador en "Benito Cereno"

En narratología (la disciplina que estudia los textos narrativos), el narrador se define generalmente como la voz que narra los hechos. La mayoría de las veces es una voz en primera persona (Yo, Amasa Delano, me encontré con un barco español), o, lo que es mucho más frecuente, en tercera persona (En el año 1799, el capitán Amasa Delano se encontró con un barco español), como en este relato.
En "Benito Cereno" el narrador es una voz que habla en tercera persona y no se autodefine, no se menciona a si misma; no sabemos, pues, a quién o a qué corresponde, de dónde viene. Lo que sí sabemos es que no parece ser la de ninguno de los personajes del relato (no es, por ejemplo, la de Delano).
Es a través de lo que cuenta ese narrador que tenemos acceso a los hechos narrados. Ocurre que, por costumbre, solemos olvidar que "alguien" nos está contando este relato.
En la narratología, se llama perspectiva o focalización al punto de vista del narrador: desde dónde habla, qué tanto es capaz de saber, etc. En este caso, el narrador, aunque no es Delano, casi siempre parece ver con los ojos de Delano. Tiene la capacidad de saber lo que piensa Delano, por ejemplo, pero no lo que piensa Cereno. Pero Delano tiene sus propias limitaciones, claro, y el narrador 've con los ojos de Delano', por así decirlo. Además, también el narrador parece tener sus propias limitaciones (por ejemplo, no sabe español: en vez de Seguid a vuestro jefe escribe Seguid vuestro jefe). ¿Qué y cuánto creemos, pues, de lo que se nos narra? En la narratología se habla de narradores más confiables o menos confiables.
Además, en algunos momentos, hacia el final del relato, el narrador cambia y pasa a ser Delano (hablando en primera persona). Ello aumenta la confusión. En realidad, Melville basa buena parte de su relato en la confusión de la voz narrativa, que a su vez confunde al lector, induciéndolo a errores: a menudo nos identificamos con la voz narrativa o asumimos que lo que ve es cierto, pero a la postre descubrimos que esa voz no era del todo fiable: lo que ella es capaz de entender es limitado, y por confiar en ella, nosotros, lectores, nos hemos equivocado también. ¿Hemos confiado demasiado en el narrador y/o en Delano? ¿Hemos caido en un engaño tendido por el relato de Melville, similar al que Babo le tiende a Delano? ¿Nosotros, como Delano, creemos estar viendo algo "en realidad" pero lo que vemos, en realidad, es una representación?


Comentario de Paola Mutti sobre "la focalización narrativa del relato". 

[Este aporte ha sido editado y se han omitido numerosos pasajes. Paola cita usando la versión española publicada por la editorial Banda Oriental.]
Dice Paola:
El relato esta marcado por la ambigüedad que se señala ya desde la descripción inicial marcada por lo gris; no hay claridad, si bien al final se pretende responder a las sospechas con la declaración final de don Benito.
Es un discurso enrarecido por técnicas como la de la focalización interna* del capitán Delano que marca todo el discurso. El narrador toma el punto de vista del capitán americano.
El punto de vista adoptado por el narrador es ambiguo por la misma forma de pensar del personaje Delano, quien cambia constantemente de parecer respecto a lo que está pasando.
Ante la incertidumbre de qué pasa en el Santo Domingo** gira todo el relato y el narrador no pretende darnos una respuesta, sino que juega con la focalización zigzaguearte del capitán Delano. “¿Cuál será la verdad?”, se pregunta el capitán tras escuchar la historia de don Benito. En su reflexión Delano llega a la conclusión que luego se confirmará, pero que en ese momento Delano considera como una “deducción increíble”: “todas las personas de a bordo […] habían sido cuidadosamente instruidas en la conspiración”. Pareciera que el narrador juega con el personaje, lo deja mal parado ante el lector, su “bondad natural” se convierte en optimismo ingenuo.***
Es Delano un personaje que busca siempre tranquilizarse ante cualquier sospecha: “trató de liberarse del mal ignorando los síntomas”. El narrador pareciera que juega con el mito del buen salvaje, selecciona determinados rasgos de este mito, la bondad natural, el acercamiento desinteresado al otro, la ausencia de sospechas de la maldad del otro, y los adjudica a una americano civilizado: “una persona de bondadoso carácter y extraordinariamente crédula”. Parece que el narrador se divierte con esta parodia, así describe a Delano observando a un marinero español: “como un indio al acecho tras un nogal”.
El narrador se burla de la incapacidad del personaje de tener dominio sobre sí mismo: “Tratando de romper un embeleso, no había hecho sino quedar de nuevo embelesado”.
La manera de pensar de Delano no hace sino insistir en la sensación de incertidumbre que marca el relato “al ligar de una manera por completo ilógica en su cabeza […] [las] imágenes flotaban en su mente, como la ráfaga en la calma”.
Un rasgo que el narrador atribuye al capitán Delano, y que contribuye a crear una lejanía con el lector, es el racismo, ante negros y judíos.**** Alterna opiniones de este personaje mediante el discurso indirecto libre y las opiniones del propio narrador que parece compartir sus ideas, se mezclan ambos planos constantemente.

Las declaraciones que cierran la novela marcan otro juego del narrador, el de narrar los mismos hechos dos veces desde diferentes puntos de vista, como el episodio del interrogatorio de don Benito sobre la tripulación del Bachelor`s Delight.

La obra se sitúa siguiendo el programa dentro del realismo pero es una forma diferente al realismo de Balzac o Flaubert.

La perspectiva que lleva el relato, la del personaje Amasa Delano, parecería corresponder a la imagen que aparece en la novela referida ala relación de Atufal y don Benito, “como si un niño llevara a un toro del Nilo por un anillo atravesado en la nariz”


* Focalización es un concepto de la narratología (la disciplina que estudia los textos narrativos). Refiere a la percepción que tenemos de lo que ocurre. La focalización es interna cuando percibimos a través de la percepción de uno de los personajes (cuando vemos lo que ve el personaje, o a través de lo que él piensa, etc.). En este relato, durante la mayor parte del tiempo percibimos las cosas a través de lo que percibe Delano, por eso se dice que en este relato la focalización es interna en Delano. [E. I.]
** El nombre del barco es San Dominick. Las versiones españolas a menudo lo traducen como Santo Domingo, lo cual es a mi juicio un error. [E. I.]
*** Hay un aspecto muy importante del relato que deriva de esta situación: dado que percibimos a través de un personaje cuya percepción es limitada y poco confiable (entre otras cosas, por esa ingenuidad que menciona Paola), debemos desarrollar nuestra propia visión de las cosas. Sabemos que Delano no percibe bien, pero es a través de sus ojos que vemos lo que pasa. La cuestión es: ¿cómo nos hacemos una imagen más adecuada de lo que vemos? En realidad, parece que Melville juega a hacernos ver con los ojos de Delano e incurrir (al menos por un tiempo, y hasta cierto punto), en algunos de los errores que comete Delano. Por ejemplo, ¿cuándo ustedes, en su lectura, se dieron cuenta de lo que pasaba en el San Dominick? ¿Antes que el propio Delano? (Es decir: ¿Babo y los demás lograron engañarlos a ustedes, lectores, tanto como a Delano? ¿O ustedes fueron más sagaces que el personaje?) Y a partir de estas preguntas surgen otras: ¿Compartieron ustedes, por algún tiempo, la visión de Delano, su interpretación de los hechos, -visión e interpretación que a la postre se nos rebelan debidas menos a aquello que ve que a sus prejuicios, prejuicios (raciales, culturales, etc.) que determinan lo que es capaz de percibir y de comprender-? ¿Por cuánto tiempo compartieron esa visión equivocada de los hechos? (Dicho de otro modo, ¿compartieron los prejuicios de Delano?, ¿por cuánto tiempo?)
**** No recuerdo referencias a los judíos. El antisemitismo, por lo demás, no puede considerarse una forma de racismo, pues los judíos no son una raza.

7 comentarios:

  1. Quizás es una interpretación que no corresponde pero me llevó a pensar en el neorrealismo, (en Akutagawa por ejemplo), por el juego de puntos de vistas. ¿Puede ser?

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  2. En cuanto al comentario de Luciana, es interesante notar que ella menciona dos dimensiones sobre las que Melville está operando: nuestra empatía con respecto a Delano (a su visión de las cosas), y nuestra propia capacidad de percibir (nuestra propia visión de las cosas). Luciana presta más atención a cuestión -y parece dar más importancia- a lo que primero: la valoración que el relato nos permite hacer de Delano. Quizá la propuesta estética de Melville apunte más a la otra dimensión: a lo que pensamos sobre cómo nosotros mismos percibimos. A nuestra propia "ingenuidad", para usar la palabra que empleó Luciana.
    Y en todo caso, independientemente de cuáles hayan sido las intenciones de Melville, el interés y la utilidad que puede tener para nosotros su relato no pasa por cómo nos haga pensar sobre un capitán estadounidense de hace un par de siglos, sino por lo que tenga que decirnos sobre nuestras propias percepciones e "ingenuidades".
    La importancia de un texto literario, su capacidad para perdurar como texto literario (y no como mero documento histórico), no depende tanto de lo que nos diga sobre una realidad de su tiempo sino más bien de lo que pueda decirnos sobre nuestro propio mundo y sobre nosotros mismos.

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  3. Ana Valentina Toloza comenta:

    [...] este relato no parece tener una perspectiva similar a otros relatos realistas que presentan las historias como ya “digeridas” por el narrador, un narrador que todo lo capta. En éste se presentan intersticios, espacios que generan incógnita y dudas sobre las acciones narradas. Tal vez esto se produzca porque, según he leído en materiales facilitados por el prof., el autor busca liberarse de lo simplemente verosímil, para que el lector pueda dar rienda suelta a su imaginación, para elevar la realidad a un grado superior y pueda alcanzar la noción realidad develando las incógnitas que el relato propone. Opino que los aspectos antes destacados [Ana Valentina se refiere lo que menciona en otra parte de su aporte, publicado en el blog bajo el título "Cruce y/o conflicto de idiomas y culturas"] contribuyen a que el lector no reciba una lectura posible, sino un abanico de lecturas y percepciones acerca de la obra.
    Pienso que el hábil uso de un narrador equisciente permite generar espacios de oscuridad e incógnita en torno al actuar de los personajes y también nos permite ver cómo, desde la mirada de Delano, predomina la incomprensión hacia las culturas diferentes. [Este tema es abordado en la entrada "Cruce y/o conflicto de idiomas y culturas".]
    [...]
    Llamativa me resulta la escena en que Babo (esclavo, que luego sabremos que es el jefe de la rebelión) está afeitando a Cereno y se suscitan las siguientes imágenes en Delano: “(…) y al ver a los dos en aquella postura, no pudo resistir la fantasía de que en el negro veía a un verdugo y en el blanco a un hombre con la cabeza sobre el tajo.”. Parece que el narrador nos va acercando a la realidad sin que el personaje se percate de la misma; más adelante podremos valorar todas esas imágenes presentadas en su real dimensión y con su verdadera significación.
    Es decir que la inestabilidad que van experimentando los acontecimientos narrados también afectan el desenlace de la obra, ya que finalmente el lector carece de una perspectiva multidimensional de los hechos a causa de que es Benito Cereno (visión subjetiva de la virulenta rebelión) quien explica y se ve conmovido por los violentos hechos experimentados. No comprende la situación de los esclavos y más bien se ve conmovido por el actuar valiente y generoso de A. Delano al brindar su apoyo desinteresado ante la adversidad (aunque de forma totalmente inconsciente).

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  4. Belén Posse comenta:
    [Este comentario ha sido ligeramente editado.]
    A mi parecer, Melville decide escribir en tercera persona desde el punto de vista de Delano, y no desde otro personaje, por algo obvio: si no lo hiciera así no se podría mantener esa intriga, ese largo desarrollo que presenta el cuento. Ni terminar en el desenlace con el que culmina.
    Y es importante que el narrador no sepa todo lo que pasa, para que el propio lector se vaya imaginando y siga con la lectura con una cierta emoción.

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  5. Javier Rovira comenta a partir del comentario de Belén Posse:

    A mi me llamó la atención un aspecto del personaje de Delano, que pude vincular con el del abogado de Bartelby, y me parece puede dar algunas claves para comprender la estrategia narrativa de Melville.

    En primer lugar se trata de un individuo perfectamente normal para la época y el cargo que ocupa. Cumple a rajatabla con lo que de él se espera en cuanto al trato en sociedad. Caballeroso, educado, amable. Se diría que Melville quiere mostrar a un representante fiel de el hombre de su tiempo. Un ser integrado que se mueve sin dificultades en la sociedad y que respeta sus códigos, con los que está sinceramente comprometido. "Bueno-pensó el capitán Delano-, si tiene poca educación, tanto más es necesario mostrar la mía."
    Por otra parte, hay algo en él que lo distingue, y que de algún modo posibilita que la historia llegue a desarrollarse hasta el final. Se trata de un hombre de "naturaleza bondadosa", dispuesto siempre a ver más la viga en el ojo propio que la paja en el ajeno. A juzgar por la idea general que el relato expresa acerca del Hombre, me parece un dato significativo. El propio autor lo deja claro desde el principio: "Que los sabios determinen si, a la vista de lo que es capás la humanidad, tal rasgo implica, junto con un corazón benevolente, una rapidez y exactitud de percepción intelectual fuera de lo corriente".
    Sin embargo, es este rasgo el que permite que la historia, por decirlo así, se le venga encima al personaje. Melville no elige a un hombre como el primer oficial, que desconfiaba desde el primer indicio de mentira en la falta de bandera. Tampoco en Bartlby elige un hombre como el casero, que no veía otra cosa que la necesidad de sacar del medio al "vagabundo". Con hombres así la historia no avanza, ni siquiera empieza.


    Es de notar el contraste entre esta forma de caridad abierta a el sufrimiento del prójimo, y la total intransigencia en cuanto al status quo del personaje (se podría decir la sociedad) se refiere. Delano en ningún momento aplica su bondad a Babo del modo en que lo hizo con Cereno, no hay siquiera una reflección en ese sentido. Como si su tan orgullosa caridad se limitara a los de su raza. Del mismo modo el abogado de Bartlby depone su actitud generosa en cuanto se pone en juego su trabajo.

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  6. Luciana Martínez comenta:
    [Este comentario ha sido ligeramente editado.]
    Resulta interesante en este relato el tratamiento que se le da al tema de la percepción de la realidad. Como lectores, percibimos el relato con un intermediario de por medio: el narrador. Melville se vale de este recurso, en mi opinión, para generar cierta empatía hacia Delano, junto con una aproximación más vivencial del lector al por qué los hechos se desarrollan de la manera en que sucedieron, es decir, por qué Delano no advirtió la situación, o cómo Benito Cereno no dejó entreveer lo que realmente sucedía en el barco. Es con el narrador que Melville nos plantea que logramos comprender estas interrogantes. Somos, así como Delano, incapaces de interpretar las pistas, los indicios, de la real situación del barco y llegar a la conclusión de que éste había sido amotinado por los esclavos.

    La inocencia de Delano, en cuanto a esto, no es para nada una casualidad. Hace que el lector se crea superior a él: en su lugar, uno hubiese sido más persipicaz, no habría hecho caso omiso a tantas señales y se habría dado cuenta de que algo andaba mal. El lector, sin embargo, aunque menos ingenuo que Delano, no logra desentrañar la verdadera realidad del barco (o, por lo menos en mi caso, así fue). Es como si Melville, de alguna forma, estuviera "perdonando" a Delano por su inocencia, mostrando que no fue esta la que le impidió reconocer lo que ocurría.

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  7. Francisco de León comenta:
    En cuanto al tema de discusión cinco, y refiriendo especialmente a los últimos dos comentarios (el de Luciana y el suyo):

    En el texto aparecen numerosos datos mediante los cuales el lector podrá percibir lo que Delano únicamente capta cuando le es imposible no darse cuenta. Se podría decir que estas pistas aparecen de forma casi gradual: las particularidades del barco, su tripulación, y, por último, el comportamiento de los negros y del capitán español. Cuando Amasa Delano observa por primera vez la situación en el barco, los detalles que se dan sobre la verdadera naturaleza de sus ocupantes son apenas perceptibles y tienden a ser pasados por alto; sin embargo, cuando el capitán español se despide, tanto por su actitud débil, melancólica y hasta cobarde (téngase en cuenta que no le suelta la mano a su visitante hasta el último momento), como por el breve diálogo que mantiene con Delano, resultaría hasta insensato no darse cuenta de la verdad. De esta forma, pareciera como si el texto fuese una prueba que el narrador le presenta al lector, en la cual éste se enfrenta a sus prejuicios. En mayor o menor medida, los prejuicios están latentes en todos los seres humanos; podría interpretarse así, que cuanto menos páginas le tome al lector darse cuenta de lo que está sucediendo a bordo del barco, compartirá éste en menor medida los prejuicios de Delano.

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